Bob Iger, el nuevo/viejo CEO de Disney, ha llegado con importantes cambios dentro de la compañía, pero quizás no todos son los que habrían deseado sus accionistas y empleados. En su presentación de los beneficios del último trimestre de 2022, Iger ha anunciado el despido de 7.000 personas. Es decir, un 3,2% de los 220.000 con los que la empresa contaba en octubre de 2022.
Hay que ahorrar. El recorte supone la medida más importante para ahorrar 5.500 millones de dólares, de los que 2.500 tienen que ser en recortes ajenos al contenido. Ya se ha conseguido ahorrar, de esa previsión y según Iger, 1.000 millones. En cuanto al contenido, solo se puede conjeturar, pero es obvio que afectará a próximos proyectos y a la plataforma Disney+, y son recortes que afectarán a la producción de los próximos años, según la CFO Christine McCarthy.
De esos 2.500 millones que quiere ahorrar Disney, un 50% corresponden a gastos de marketing, un 30% a fuerza de trabajo y un 20% a tecnología y otros gastos adicionales. Según McCarthy, los objetivos se conseguirán a finales del año fiscal de 2024, pero llama la atención el importantísimo porcentaje que se quiere ahorrar en marketing, una decisión cuyos efectos sin duda notaremos a efectos prácticos en los próximos meses.
Pero más películas. Para compensar esta decisión, y para demostrar que las futuras producciones de Disney pisan sobre terreno seguro, Disney ha anunciado también unas cuantas secuelas de éxitos animados: tendremos nuevas entregas de ‘Toy Story’, ‘Frozen’ y ‘Zootopia’. Garantías, sin duda, para la taquilla, aunque también un palo para algunos analistas que creen que, después del relativo fracaso en Disney+ de ‘Lightyear’, habría que dejar reposar la franquicia de los juguetes que cobran vida.
Creaciones regular. La opinión generalizada es que Disney está estropeando su propia franquicia con su acumulación de finales falsos: la sensacional ‘Toy Story 3’ concluía de forma absolutamente lógica, con Andy cediéndole sus juguetes a una nueva niña. Y aunque ‘Toy Story 4’ prolongaba innecesariamente esa conclusión, de nuevo teníamos un final más-o-menos: Buddy lideraba a un grupo de juguetes que se iban a vivir una vida asilvestrada y Buzz a un grupo que volvían con su propietaria.
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